«El español es un optimista suicida», entrevista a José Antonio

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José Antonio, natural del pueblo de Arévalo, en Ávila, cambió, hace más de cinco años, la empresa privada en España, por la Universidad en Francia. Físico investigador, se aventuró a empezar una nueva vida en Burdeos, sin saber nada de francés.

Su familia le decía que estaba loco. Hoy en día, “son los mismos que me dicen que no vuelva”. A través del servicio publico Pôle Emploi, encontró su actual puesto: investigador de materiales, para una empresa automovilística de Mónaco. Un trabajo creativo, al que se dedica desde un laboratorio de la tecnopolis de Sophia-Antipolis. Allí, nos encontramos con él, descubrimos su pasión por la Historia y hablamos sobre la Costa Azul y sobre la situación actual en España.

 ¿Cuál es tu primera impresión sobre la Costa Azul?

Después de un año, que llevo en la Costa Azul, me parece que es muy superficial. Es una zona del mundo muy bonita para venir de vacaciones, pero con mucho contraste entre pobreza y riqueza. Es duro, humanamente hablando, para vivir. Si tienes corazón, claro. En Niza, en la calle o en cualquier sitio veo ricos que pasan al lado de gente con hambre y ni se inmutan. Es un contraste que no había visto en ningún otro sitio. Por otro lado, el carácter de la gente es algo más abierto que el de otras zonas de Francia. Se vive más en la calle y, en ese sentido, se parece a España. Quizás porque hay mucha mezcolanza con italianos y otros extranjeros… o quizás también porque el clima les anima mas a ello.

¿Qué echas de menos de España?

La comida, pero no mucho, y la improvisación. El sistema de vida francés es, a veces, demasiado cuadriculado. Son estrictos, tienen muchas normas… Por ejemplo, aquí he observado que las paradas de autobuses están perfectamente delimitadas. Fuera de ahí, nadie puede subir, ni bajar. Y no lo entiendo: que un conductor se pase la parada quince metros y tenga que pedir perdón dos horas. En España, a veces subes a un autobús y el conductor te lleva casi hasta la puerta de tu casa, sin problemas. Aquí esta todo predeterminado: los horarios, las comidas… Al principio está bien, cuando vienes del caos, pero luego te cansas de vivir de una manera predefinida.

¿Cuáles son tus planes de futuro?

A largo plazo quiero volver a España. Me gustaría mucho, porque la gente que quiero esta allí: está mi novia y mi familia… A corto plazo tengo quedarme un poco más, me quedan unos meses de contrato. Aunque también tengo claro que no voy a volver en cualquier condición, a nivel económico y laboral. No voy a volver a España cobrando menos que aquí y con un trabajo peor.

 ¿Y crees que tienes posibilidades de elegir, tal y como se está tratando a los investigadores allí? 

Lo voy a intentar. Es una cuestión de valorarse. En España, a nivel laboral, hemos aceptado cualquier cosa y eso no es bueno. Evidentemente, no voy a exigir el mejor trabajo del mundo y que me paguen un pastón, pero hay cosas que no puedo perder, porque ya no tengo 20 años.

¿Eres optimista?

Sí. Hay que ser optimista. Normalmente, cuando eres optimista, la vida te va mejor. No podemos aceptar cualquier cosa. Nuestra generación debe luchar mucho para formar una familia y salir adelante. Nuestros padres lo tuvieron bastante mas fácil que nosotros, está claro. Antes, con el sueldo de una persona, vivía una familia. Ahora, si quieres plantearte tener hijos o una casa, lo primero es echar cuentas y llevarte las manos a la cabeza. Y eso no es normal.

¿Cómo crees que se ha llegado a esta situación?

Bueno, creo que está en el carácter. El español es un optimista casi suicida. Habría que ahondar mucho en lo que ocurrió en el país en el siglo XX, para poder entender el presente. Desde mi punto de vista, la Transición española y la Constitución, fue algo catastrófico. Se intentó hacer todo a lo loco, en una explosión de libertad, después de la muerte de Franco, y eso llevó a una especie de sistema en el cual la gente intentó robar todo lo que pudo y más. Y en España se ha robado siempre, no sólo ahora. Antes daba igual, porque la gente  tenía de qué comer y podía pagar un piso. Pero ahora ya la gente no tiene qué comer. España necesita un cambio de mentalidad salvaje. Una generación que luche y se enfrente. Porque nos va la vida en ello, la de nuestros hijos y nuestros nietos.

Nosotros que estamos fuera, sabemos realmente cuál es la situación de los jóvenes en España. Cuando ves la televisión y te dicen que «el paro se esta estabilizando»… Nosotros sabemos la cantidad de gente que llega en manada, gente joven, no sólo a la Costa Azul, sino a todas partes del mundo. Hay un éxodo de gente joven. Gente que no tiene nada y que viene a ver qué encuentra. Esa es la realidad.

Si vives en la Costa Azul y tienes una historia interesante que contar, no dudes en contactarnos¡Te estamos esperando!

María Pérez

Editora de Costa Azul Digital. Periodista española, enamorada de la vida y amante de los viajes. Puedes encontrarme en Twitter y en Facebook.

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