El Día de los Muertos en Grasse
La cripta de la Catedral de Grasse acogió el Día de los Muertos, según la tradición mexicana
Durante tres días, Grasse revivió esta particular y colorida fiesta y se convirtió en el centro de atracción de numerosos mexicanos, hispanos en general y franceses adeptos a este culto a los difuntos.
Un año más, las asociaciones Charamusca y Francia España América Latina nos enseñaron cómo, en el Día de los Muertos, en México, se rinde homenaje a los familiares y amigos fallecidos, con una fiesta alegre, resplandeciente y animada. En efecto, los días 1 y 2 de noviembre, los mexicanos limpian y decoran las tumbas con flores y velas. Preparan la comida favorita del difunto, pues, se cree, que su alma viene del más allá para participar en al fiesta. En las casas, se erige un altar con la foto del homenajeado y sus objetos preferidos. Y luego, todos reunidos, cantan y bailan, beben y comen. Ya no se teme a la muerte, sino que se siente como un paso más en la vida.
Con la antigua cripta de la Catedral de Grasse como escenario, la inauguración de la exposición tuvo lugar el viernes pasado, a las seis y media de la tarde. Allí, pudimos descubrir el magnífico altar, dedicado, en esta ocasión, al cantante mexicano Juan Gabriel, fallecido en agosto de este año. También apreciamos las obras de otros artistas plásticos mexicanos y franceses, residentes en la Costa Azul, tales como Suzanne Decrême, 1000dred, Alain Faitot y Sandra Ramos. En el lado opuesto, no podían faltar los objetos artesanales de Mademoiselle Calavera.
La cripta se va llenando y es el momento para la cantante Natalia Maldonado de regalarnos un repertorio melódico que envuelve mágicamente el ambiente, mientras se prepara el desfile de Catrinas.
Mientras, la artista mexicana Sandra Ramos trabaja sin cesar, desde hace horas, en el maquillaje y la puesta a punto de los vestidos de los y las catrinas. Catrina, símbolo ineludible de la Fiesta de los Muertos, es la imagen de un esqueleto, ataviado con un peinado y ropas lujosas, representando a una dama de la alta sociedad. La moraleja: la muerte llega a todos, a ricos y pobres, por igual. La música comienza y el desfile se sucede bajo la atenta mirada y los flashes de una cuarentena de personas. Con un brindis y aperitivo de totopos (nachos) con guacamole termina la primera jornada, pero aún queda mucha fiesta…
Como previsto en el programa para el día siguiente, una interesante conferencia de Hélène Homps, directora del museo de Barcelonnette, nos transportará a las migraciones, a finales del siglo XIX, de los habitantes del Valle de Ubaye (en los Alpes de Alta Provenza) hacia México. El objetivo: emprender en la industria textil y asentarse en el corazón de la capital del país. Muchos de ellos regresarían, años más tarde, a su tierra natal y dejarían una huella inmobiliaria del triunfo de esta hazaña. Nada mejor para terminar el sábado que una cena, con pollo al pil-pil y un postre de coco, en el menú. La sala de Saint-Claude estuvo ambientada con ritmos mexicanos y latinos por el dj Julien. ¡Todo un éxito!
Después de las lluvias del sábado, el cielo se descubrió el domingo por la mañana en Grasse y tras la misa dominical francesa, los primeros acordes comenzaron a sonar y el grupo Maracas, y sus cinco bellas mexicanas, nos hicieron una demostración de bailes folclóricos. A continuación, la ceremonia religiosa. Como cada primer domingo de mes, el Padre Alegre, sacerdote zaragozano, celebra la misa católica, en español, en la Catedral de Grasse.
Rituales religiosos, cultura, arte, música, baile, gastronomía… ¡las claves un evento exitoso!