Juan Carlos I abdica tras 39 años en el trono de España
Por primera vez desde 1975 los españoles van a vivir un cambio en la jefatura del Estado. El príncipe Felipe debería acceder al trono en las próximas semanas.
España se encuentra, sin duda, ante el acontecimiento político más importante desde la muerte de Franco en 1975: Juan Carlos I abdica. El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que anunció el lunes por la mañana la decisión del Rey, ha afirmado que “la sucesión se hará dentro de la normalidad y la estabilidad institucional”. Esa misma mañana el lendakari, Iñigo Urkullu, declaraba que “es el momento de encontrar una solución de verdad a la cuestión vasca”. Toda una declaración de intenciones. De momento el Gobierno ha tramitado al Congreso de los Diputados la Ley de Abdicación, que previsiblemente será aprobada por el 90% de los diputados.
«El Rey de la reconciliación»
Designado en 1969 por Franco como su sucesor, Juan Carlos de Borbón accedió al trono el 27 de noviembre de 1975, 7 días después de la muerte del Dictador.
Rompió con el sector franquista y, a través de una serie de reformas, devolvió a España las libertades olvidadas durante casi 40 años: libertad de prensa, libertad de reunión y manifestación, libertad sindical, legalización de los partidos políticos…etc. La Constitución de 1978, ratificada en referéndum por la mayoría de los españoles, le reconoce como Jefe del Estado y símbolo de la unidad de España. Apartado de la política activa desde las primeras elecciones generales, el rey Juan Carlos ha ejercido como mediador y ha buscado el consenso a lo largo de las sucesivas crisis políticas. Se le considera como la persona que paró el golpe de estado de 1981 y la que ayudó a reanudar las relaciones internacionales, gracias a sus numerosos viajes.
Desde la Transición ha existido un consenso por parte de la izquierda y la derecha institucionales, en torno a su figura y a su labor por la reconciliación nacional. Incluso el Partido Comunista, cuyo líder calificó en su momento al monarca de “Juan, el breve” acabó por aceptarlo como Jefe del Estado. Pero una vez finalizado su reinado, esta figura de reconciliación puede desaparecer, sobre todo para aquellas personas que no vivieron la Transición, y que no ven en el príncipe Felipe un símbolo de unidad. Y más en un momento en que los escándalos de corrupción salpican a la familia real. Parte de las formaciones nacionalistas y el conjunto de la extrema izquierda nunca olvidaron que Juan Carlos I es el heredero de Franco y que, en la Transición, no se cerraron algunas viejas heridas de la Guerra Civil.
Las manifestaciones en favor de la proclamación de la III República y la mala imagen de la monarquía hacen temer un relevo turbulento.
En un contexto de auge del independentismo, con la victoria de Esquerra Republicana, en Cataluña, y de la extrema izquierda (Podemos) en las pasadas elecciones europeas, negarse a abrir el debate de la celebración de un referéndum para elegir la forma de estado, puede llevar a un periodo de inestabilidad política.
Tras las manifestaciones multitudinarias celebradas el lunes y el martes en las grandes ciudades españolas y las concentraciones, también, en algunas ciudades francesas, como París o Marsella, parece evidente que existe un sentimiento republicano, aunque no sea mayoritario. En el plano parlamentario PP, PSOE, UPyD y CiU votarán a favor de la ley de abdicación. IU, ERC, BNG, Compromís, Geroa Bai y Amaiur, en contra. El PNV se abstendrá. Tan sólo un cambio repentino en la postura del PSOE, cuya militancia tiene tradiciones republicanas muy arraigadas, puede forzar un referéndum. Lo imprevisible viene de la calle, que se puede encender a lo largo de estas dos semanas que separan la abdicación de Juan Carlos I de la coronación de Felipe VI. Y más en un momento en que todas las miradas están puestas en España. Continuará…