La Sección Española del Centro Internacional de Valbonne

Durante la Semana Internacional del Centro Internacional de Valbonne, nos adentramos en el Centro para conocer de primera mano la Sección Española

Casi doscientos alumnos forman parte de la Sección española del Centre International de Valbonne (CIV), un campus en pleno corazón de Sophia-Antipolis y que reúne a niños desde el nivel de sexto (niños a partir de 11 años), hasta los jóvenes que terminan el liceo en el nivel de Terminal (entre 17 y 18 años).

En Francia, existen 13 Secciones Internacionales Españolas, un proyecto de colaboración entre los gobiernos español y francés, que dura ya más de 25 años y que permite promover la lengua y cultura hispánica en el país galo. Así, los profesores de este programa son funcionarios que dependen del Ministerio de Educación de España. Una enseñanza pública y bilingüe, una doble titulación, así como el acceso a las universidades de ambos países son algunos de los grandes atractivos de este programa.

La Sección española de Valbonne

La directora de la Sección española del CIV, América López de la Riva, nos invita a conocer más de cerca la única sección de la Costa Azul. Accedemos al Centro por Haut-Sartoux. Dentro, bordeamos varios inmuebles que se camuflan con la vegetación y los árboles, al estilo de los años ’70 en Sophia-Antipolis. A esta hora de la mañana, los aparcamientos están casi completos, los alumnos están en pleno trabajo en las aulas, sólo dos o tres jóvenes entran y salen de las residencias colindantes. Atravesamos el Ágora, dejamos el comedor y el cine a la derecha, luego el edificio de la preparatoria¹ a la izquierda y tras unas cuantas escaleras llegamos a los edificios que sirven de Collège y de Lycée², al mismo tiempo.

Nos colamos al final de una clase de Historia y Geografía con los más pequeños. Para esta asignatura de dos horas semanales, la clase está al completo. Al contrario, para la asignatura de Lengua española, se hacen dos grupos según el nivel. Un primer grupo para quienes ya hablan el español en casa, y que deben centrarse más en el trabajo de la escritura; y un segundo grupo, que tendrá más horas de lengua a la semana… ¡siete!

Alumnos de Sixième y Terminal de la Sección española

En sixième, muchas manos se levantan ansiosas para transmitirnos su experiencia. Apenas hace siete meses que han entrado en el colegio, pero algunos se preparan para ello desde hace tiempo. Todos han debido pasar un examen que evalúa su nivel en español y francés. Una selección a la que suelen apuntarse entre 50 y 60 personas. Al final, solo unos 30 alumnos consiguen una plaza en esta escuela de prestigio. Entre los requisitos para entrar, se exige una gran autonomía y madurez, «aunque sólo tengan 11 años»- nos comenta López de la Riva.

Julieta Huetz de Lemps, es una de las alumnas que ha conseguido entrar. Vive en Grasse, pero sus abuelos paternos son españoles. Es la tercera de tres hermanas que pasan por el CIV: «En el CIV aprendo mucho y hago amigas». Su compañera Elena Gatti también es la tercera de la familia en pasar por el Centro. Su madre es española y, como sus abuelos están en España, va a menudo a Barcelona y a Málaga. Le gusta el CIV «porque podemos hablar español y otras muchas lenguas». Ambas niñas han visto en su familia como el CIV ha servido de puerta para el mundo hispano. La hermana de Julieta ahora está en Chile; la de Elena prosigue sus estudios en Barcelona.

En el mismo grupo, hablamos también con Andrés Wacca, hijo de argentina y nieto de española. Un auténtico políglota, gracias a su familia intercultural: «Hablo cuatro lenguas porque desde CP [Educación primaria] he estado en España, hace un año que he vuelto pero como mi padre es francés, ya sabía francés, mi madre es profe de inglés y en España, estábamos en Cataluña, así que también sé catalán». Aun así nos confiesa: «A veces me lío un poco, pero está bien».

Muchos alumnos de la Sección son hijos, o nietos de españoles. Sin embargo, la directora de la Sección nos desvela que la mayoría de los estudiantes, en torno al 60%, no tiene origen español ni hispanoamericano.

De los novatos, a los veteranos

Salimos de la clase de Sixième, y nos vamos al último nivel: Terminal. En este momento, el profesor de Literatura José Antonio Pérez Bouza está terminando su sesión. A estas alturas del curso, los jóvenes sólo piensan en los -numerosos- exámenes y en las pruebas de final de curso. Al acabar el año, obtendrán tanto el diploma de bachillerato francés, como el español. Quienes deseen estudiar en una universidad española, podrán obtener una acreditación oficial.

Inés Cuadrado, hija de españoles nacidos en París, ha tenido que dejar de lado su carrera deportiva para centrarse en los estudios del último año del liceo. Ella tiene claro lo que quiere hacer después del CIV: «Fui aceptada en la escuela que quería. Está en París y es una escuela de comercio, especializado en el lujo».

Axel Marty de 17 años, ha pasado los 7 últimos en el centro. Su madre mexicana le enseñó a hablar español, «y aquí aprendí a escribirlo». De lo que se lleva tras su larga experiencia como estudiante en el CIV nos confiesa: «Unos estudios muy completos en francés y español, los viajes, que también nos permitieron progresar y conocer ciudades como Madrid, Valladolid, Granada, Sevilla…».

Los alumnos de intercambio en Madrid

Los viajes culturales y los intercambios son unas de las actividades más apreciadas por los alumnos. El curso pasado, los alumnos de Quatrième (nivel equivalente de 2° de la ESO) realizaron un intercambio con el Instituto San Isidro de Madrid. Por su parte, algunos de Seconde y Première (4°ESO y 1°Bachillerato) pudieron ir al Colegio experimental Paraguay-Brasil.

Aline Buat, la quinta de cinco hermanos, destaca, del CIV, las fiestas. En especial, la Fiesta de los Reyes: «Es un evento a principios de enero, en el que cada grupo organiza una obra de teatro, o una exposición delante de los padres. Muchas veces hicimos obras clásicas, luego empezamos a cambiar y hasta escribimos nosotros mismos las piezas».

Céline García Pérez, hija de barcelonés y francesa, pertenece a la Asociación de estudiantes del colegio: «Nos ocupamos de organizar los eventos, tipo Carnaval, bal de promo [baile de promoción], que hay al final del curso escolar, ventas de rosas y todo eso. Y al final, todos los beneficios van a una asociación que elegimos cada año».

Estas estudiantes han tenido, además, la posibilidad de demostrar su talento literario, en los Concursos Literarios anuales que la Sección Española organiza… ¿Quién sabe si uno de ellos será un futuro poeta o escritor franco-español?

Profesores de acento español

De camino a la sala de profesores, paseamos por los amplios espacios exteriores, durante el  recreo. Es un momento de convivialidad, alumnos de todas las secciones -española, anglosajona, italiana, alemana, rusa…- se reencuentran con sus compañeros del grupo inicial, comen, juegan. Algunos aprovechan la gran biblioteca para repasar un tema o para regalarse un tiempo de lectura. En unos minutos, llegamos al edificio de la administración y del profesorado.

Las clases de la Sección se reparten entre los profesores funcionarios españoles, que ejercen en el centro un máximo de seis años, y los profesores de la Educación Nacional Francesa, la mayoría nacidos en España.

La profesora Carmen Aznar, zaragozana, pertenece al segundo caso. Desde hace quince años trabaja en el CIV: «Hay dos grandes diferencias con respecto a los otros centros. Primero, los alumnos han sido seleccionados. Entonces: aquí están los que quieren trabajar. Y luego, el número de horas dedicadas a la lengua. Desde que son pequeños, tienen hasta ocho horas con el mismo profesor, con lo cual se aprende mucho y muy rápido. El contexto también les ayuda, las familias están detrás… es todo un conjunto, que hace que, al final, sea un privilegio trabajar aquí.»

Para América López, que es profesora de Historia y Geografía en secundaria, una de sus dificultades al principio fue «llegar y encontrarme con niños pequeños, que apenas saben un poquito de español. Y hay que dar la asignatura de Historia hablando en español, y también haciendo otras cosas: un poco de vocabulario, un poco de gestos, un poco de dibujo, un poco de todo. Porque, lógicamente, los niños están aprendiendo, no sólo las palabras, sino el concepto, que también desconocen en francés. El resultado es muy satisfactorio»

El profesor de Literatura José Antonio Pérez Bouza cumple su cuarto año en el CIV, pero cuenta con otras experiencias de enseñante en Francia y, antes, en Barcelona: «Aquí trabajamos muchísimo, una barbaridad. Este es un centro muy grande y exigente, y la Sección Española también se implica en actividades extraescolares». Además, «el ritmo en el sistema francés es trepidante, especialmente en este centro donde los alumnos realizan muchas tareas escritas y orales, que los profesores guiamos y corregimos. Son seis o siete semanas de intenso trabajo y luego otras dos de vacaciones.»

Maite Gordon, de León, y profesora de la Educación Nacional Francesa, disfruta proponiendo a los alumnos actividades dinámicas. Desde proyecciones y críticas de cine, hasta un Mannequin Challenge, utilizando los imperativos en español: «Aquí la ventaja y desventaja es que hay muchos niveles diferentes. Es mucho trabajo, pero no te aburres».

Un apoyo fundamental de los padres y madres: la ASPESIE

Dentro del campus, se encuentra la Casa de las Asociaciones, reservada a cada Sección del CIV.

La ASPESIE es las Asociación formada por los padres y madres de la Sección española. Su labor es fundamental, puesto que es ella la que compra los libros, manuales y el material didáctico para los alumnos y organiza todos los bufets de las Actividades extraescolares.

La ASPESIE en el Fest’in Val de Valbonne

La relación entre la ASPESIE, los alumnos, profesores y el centro es muy estrecha. En la Fiesta de los reyes, las ceremonias y otros eventos nunca faltan las tapas, bebidas y comidas españolas, preparadas por los socios. Destacan la paella y la sangría del Día Internacional del CIV, que atraen con mucho éxito a padres y alumnos de otras secciones y de fuera del centro. Además, fuera del centro, la ASPESIE participa en el Fest’in Val, el encuentro de las Asociaciones de Valbonne y una fiesta multicultural, que se celebra cada año en el mes de Septiembre.

La participación activa de los familiares en la vida escolar y extraescolar es un apoyo importante para la formación de los niños y jóvenes de la Sección. Una muestra del enorme trabajo realizado es el Libro de los Recuerdos, que edita cada año escolar la asociación:

«En él se explica quién compone la Sección, quien es la junta directiva, quienes han obtenido los diplomas del DELE, las menciones del BAC, las fotos de cada clase, de los intercambios: este a Madrid, este a Valladolid; luego las fiestas, haciendo el teatro…»- nos muestra López de la Riva.

A las doce en punto, suena el timbre. Es la hora de comer. Los alumnos se precipitan hacia el comedor. También es el momento para nosotros de terminar la visita a este Centro especial. Una escuela donde alumnos y profesores no pueden esconder el entusiasmo de aprender, enseñar y compartir el amor por la lengua y la cultura española.

 

¹ Preparatoria: En Francia, son dos años de estudio después del BAC, que sirven de preparación para entrar en una Gran Escuela.
² En el sistema educativo francés, el Collège alberga los niveles desde sexto, hasta 3° de la ESO; y el Lycée desde 4° de la ESO hasta 2° de Bachillerato. Generalmente, el Collège y el Lycée se encuentran en edificios separados.

La Sección española, en imágenes

(Imágenes de Costa Azul Digital y cedidas por la S.E.)


Datos de contacto

Encuentra mas información sobre este Centro, la Sección española y la ASPESIE en los siguientes enlaces:

>> Centre International de Valbonne
>> ASPESIE
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María Pérez

Editora de Costa Azul Digital. Periodista española, enamorada de la vida y amante de los viajes. Puedes encontrarme en Twitter y en Facebook.

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