La aventura de aprender español: Entrevista a Patricia y Emma

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¿Por qué aprender el español? Son muchas las academias e instituciones en Francia que ofrecen el estudio de esta lengua que abre las puertas a una cultura fascinante.

Hoy conversamos con una profesora de español, Patricia, y con su alumna, Emma. La primera viene de Madrid; la segunda, de Burdeos. Residentes actualmente en la región, la Costa Azul ha servido de punto de encuentro para que ambas se conocieran y emprendieran, desde hace ya algunos meses, la aventura de enseñar y aprender el español…

¿Cuándo empezaste a estudiar español? 

Emma: Empecé en el colegio, que lo escogí como primera lengua. Luego, he tomado un curso internacional de español, al mismo tiempo que mis clases y me gustó mucho. Hice diferentes viaje a España, de intercambio en diferentes familias. Me parece que es una lengua realmente fácil y fluida.

¿Qué te gusta de la cultura española?

A mí, lo que me gusta realmente son los españoles. Porque son muy abiertos. Son diferentes a los franceses. Me gusta su cultura, las fiestas… Es mas fácil hablar con un español que con un francés. Me gusta esa proximidad.

¿Qué hiciste cuando estabas en España?

En general, visité varios museos, como el de arte Reina Sofía, el del Prado o el Guggenheim, en Bilbao… También comimos y probamos las especialidades de España. Me encanta el mazapán de Toledo.

¿Qué planes tienes?

Terminé el Liceo en junio y ahora me gustaría empezar en una escuela de traducción, porque me gustan mucho los idiomas. Especialmente el español y el inglés, pero también sería una oportunidad para mí estudiar el árabe, el ruso y todas las lenguas posibles. Después, me gustaría trabajar en la Marina.

¿Por qué crees que es importante aprender español?

Creo que es my importante porque es un idioma que también se habla en América del Sur y me gustaría visitar esos países que tienen una cultura diferente a la de Europa, sin tener la barrera de la lengua.

¿Tienes planteado irte a vivir un día a un país hispanohablante?

Mmmm…me gustaría mucho, por ejemplo, vivir en España, casada con un inglés, y hablar, al mismo tiempo, francés a mis hijos. Seria un sueño, porque me gustaría que mis hijos pudieran hablar muchas lenguas… (risas)

Y la profesora, ¿cómo llegó a la Costa Azul?

Patricia: Yo llevo dos años viviendo en la Costa Azul. Por casualidad, totalmente. Vine porque mi marido recibió una oferta de trabajo muy interesante y nos planteamos salir de Madrid. Para mí, al principio fue un poco duro porque llegué sin hablar nada de francés. Sólo sabía «bonjour» y «merci». Los tres primeros meses fueron complicados para entenderme con la gente, tuve que hace muchas tareas administrativas. Cosas tan simples como elegir un médico… si me vieras buscando, en la lista de médicos, uno con apellido español, hasta que di con un González… Pero luego, en cuanto te defiendes, estás muy a gusto. Es un cambio, es una decisión que hay que tomar.

He empezado a dar clases de español cuando llegue a Francia. Antes trabajaba en el mundo del transporte y la logística. Formaba a gente. En mi puesto tenía que enseñar a quienes llegaban a la empresa, pero realmente me convertí en profesora cuando llegue aquí.

¿Qué tal esa experiencia de enseñar tu lengua natal a otra persona?

Curiosa. En principio mi vocación era ser profesora. Yo estudie Historia y la idea era dirigirme a la enseñanza. Pero igual, por causalidad, llegué al mundo de la logística y ahí me quedé. Y cuando llegue aquí, me planteé volver a los orígenes. Hay una diferencia con el trabajo anterior inmensa. Antes estaba sometida a un horario rígido, al estrés; aquí, no. Aquí trabajas un día por la mañana, un día por la tarde, o tienes el día libre… es mucho más flexible. Es una experiencia enriquecedora, y me gusta ver cómo, por ejemplo, con gente como Emma, llegas a clase, le corriges un fallo y, un par de semanas depués, ya no lo comete…

¿Trabajas por tu cuenta?

Trabajo para distintos organismos. Aquí todos los que trabajamos como profesor a domicilio, tenemos que trabajar para más de uno. También colaboro con asociaciones y con actividades de voluntario, como el Café Lingüístico de Antibes.

¿En qué consiste esta actividad?

El Café Lingüístico de Antibes es una reunión abierta que se hace el primer viernes de cada mes, excepto ahora en verano, que la gente está de vacaciones, pero volvemos el primer viernes de septiembre. Es una reunión en un café. Viene gente que simplemente está interesada en hablar, en practicar o en comunicarse en otro idioma que no sea su idioma nativo. Hay diferentes mesas: una mesa de italiano, de francés, portugués, español… y tú llegas y dices: «Hola, soy francés y quiero practicar el inglés». Y te sientas en la mesa de inglés. En cada mesa hay una persona nativa, yo por ejemplo me encargo de animar la mesa española, para que todos participen en la conversación. La gente tiene mucho miedo de hablar en otro idioma. Pero al hacerlo en un café, la gente esta más relajada, y cuando ves que a tu lado hay otra persona que habla tan mal como tú, te da animo para hablar…

¿Cuánto cuesta?

La participación es totalmente gratuita. La entrada es libre. Lo único que tienes que pagar es si consumes algo, al señor de la cafetería. Es, por decirlo de alguna manera, un voluntariado.

¿Y qué te parece la Costa Azul?

Yo sé que va a sonar raro, porque todo el mundo dice lo contrario, pero a mí no me gusta el clima de la Costa Azul. Yo vengo de Madrid; de un clima seco, seco, seco… y llego aquí y esta humedad me mata. De resto… bueno, es cierto que los franceses no son como los españoles; son muy cerrados y muy cuadriculados. Si quieres quedar con  un francés tienes que fijar una cita y con mucho tiempo.

Creo que todos los españoles a los que he entrevistado están de acuerdo en la falta de improvisación de los franceses…

¡No se improvisa! Nosotras nos llamamos: «¿Quieres tomar un café? -Pues venga, voy.» Y ya está. Y eso me llama la atención.

Y tú (a Emma), siendo francesa, ¿estás de acuerdo?

Emma: Sí, totalmente.
Patricia: ¡Ojo! Que también tengo amigas francesas con las que quedo sin problemas. Pero es diferente. Eso… ¡Y el queso!

¿Qué le pasa al queso?

¡Que no me gusta el queso francés! ¡Donde esté un buen queso manchego! Cada vez que voy a Madrid me traigo kilos… (risas) De resto, me gusta todo…

Y de los sitios de la Costa Azul, ¿cuál recomendarías a alguien que acaba de llegar?

Saint-Paul de Vence. Sin dudarlo. Me encantó. Es un pueblo medieval, muy cuidado, muy limpio. Lo he visitado varias veces. Una de ellas en Navidad. Y en Navidad con el decorado es precioso. Es un lugar que me transmite tranquilidad.

Y tú (a Emma), que llevas más tiempo aquí, ¿qué nos recomiendas?

A mí lo más que me gusta es el Viejo Antibes. Cuando estás caminando por ahí, sientes que es muy tranquilo. En Antibes están las pequeñas calles, y justo al lado, la playa y las tiendas. Me gusta porque hay un lado de tranquilidad y otra de movimiento. 

Si vives en la Costa Azul y tienes una historia interesante que contar, no dudes en contactarnos¡Te estamos esperando!

María Pérez

Editora de Costa Azul Digital. Periodista española, enamorada de la vida y amante de los viajes. Puedes encontrarme en Twitter y en Facebook.

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